miércoles, 16 de julio de 2008

Abidjan

Se me piden fotos, pero por más que intento no consigo retratar la ciudad tal y como yo la veo. Además no las puedo enviar por bluetooh (es una broma privada, lo siento). Y la verdad es que necesitaría un fotografo que pudiera ayudar a mis palabras, pero por ahora habra que conformarse con mis palabras.

Abidjan. Abidjan es una ciudad, como ya mencione, de contrastes. Pero aún más´de lo que pensaba. Ya os conte como yo esperaba una ciudad de contrastes entre barrios y que las diferencias son entre realidades que estan una al lado de la otra. Pero he descubierto que hay otro cambio, y es el temporal. Descubro que según pasa el tiempo veo edificios que antes no estaban, valoro cada calle de manera diferente a como lo hacia antes. Es como una ilustración de "el ojo mágico", de esas que tienes que mirar bizco un rato, para que de repente...¡Blam! Surge una imagen en tres dimensiones que antes ni intuías. OS contaré como veo la ciudad hoy.

Vivo en un barrio que calificaron de "pijo" cuando llegue, y que yo consideré una ironía. Hay puestos callejeros con señoras con niños por la calle, y un solar con barro al lado de mi residencia. No hay aceras en casi ningún lado, aunque se van creando solas: como mucha gente camina por la calle (y por fortuna los coches no están por la labor de atropellarnos) se va haciendo una especie de arcen con tierra sobre el asfalto, que es apisonada por los pies de los peatones, pero que, al no pasar, no quitan las ruedas de los coches. Hay basura por las calles, aunque no demasiada, y casí no veía casas cuando llegue.

Hoy es distinto. He descubierto que hay un montón de tiendas que no veía, incluyendo una pastelería muy buena al lado de mi casa, una tienda con productos asíaticos, una tintorería (que me surgió en el campo visual de la nada tras haber pasado mil veces por ahí), y un monton de casas preciosas que no puedes ver porque hay un muro. Hay cesped en toda la calle, y restaurantes cada cincuenta metros. La gente camina de acá para allá, muchos de ellos mujeres con cosas en la cabeza para vender (mangos, platanos, pan...). Normalmente estas mujeres van con ropas de colores muy vivos que parecen muy africanas. Pero es curioso porque de vez en cuando veo niños que llevan así sus cosas, y ayer una pareja en vaqueros: ella en lugar de llevar bolso llevaba una bandeja en la cabeza con una bolsa de tela.

Hay taxis. Y más taxis, y aún más taxis. Los hay de dos tipos, los rojos, que son como taxis normales con contador...salvo que puedes negociar el precio. Y los amarillos, llamados woro-woros, que te llevan por una cantidad fija y que compartes. Son como un autobus pequeño, pues tienen un determinado itinerario. Ambos te pitan continuamente para ofrecerte sus servicios, y como dice un compañero, para usar uno en lugar de llamarlos tienes que no decirle que no con la mano. El sistema de transportes es dificil de comprender porque: A No sabes el recorrido de los taxis amarillos. B A veces los rojos también hacen de amarillos C En otros barrios los amarillos son verdes, o azules... D A veces coches normales también hacen las veces de woro-woro E Los taxis rojos (los que te llevan con contador) no saben nunca ir donde quieres: tienes que indicarles como girar.

Esta es otra de los retos de la ciudad: orientarte. Las calles no tienen nombre, salvo excepciones extrañisimas, y es muy facil perderte, porque esta lleno de calles sinuosas o que terminan en callejón sin salida. Y claro preguntar es también complicado, porque la gente no conoce exactamente donde vas... salvo que a veces sí. Hay que orientarse por barrios, iglesias, centros comerciales, subbarrios, farmacias... Por si acaso venís vivo en Valon (deux plateaux), en la calle des jardins, cerca de la parroquia de Sant Cecile. Preguntad por el blanco que no usa coche.

En abidjan hay gente por todas partes (menos estso días que hay huelga general), y esta lleno de tiendas y unos restaurantes populares llamados "maquis" para comer o tomarte una cerveza. También puedes comprar fruta, pasteles, brochetas,... en puestos por la calle. Y existe tambien una sección importante que vende cosas extrañas. De repente ves a cuatro chicos en la carretera que venden tableros de parchis. Al día siguiente tobilleras. Otro camisetas, o fajas... Nunca se sabe. Y luego estan las "cabines", cientos y cientos. Son pequeñas mesas en la calle en las que pone "Cabine" y que por un lado venden recargas para moviles y por otro (lo más usado)... te dejan hacer una llamada con su telefono movil por una pequeña cantidad.

Los sonidos tipicos de la ciudad son las risas, los claxones de los coches, conversaciones quedas (hablan muy suavecito), y el "silbido marfileño": para llamar a camareros, taxis o lo que sea, hacen un sonido como de beso prolongadisimo. ¡Si es que son muy cariñosos!

Y la luz...La luz es particular. Es como trasladar a Bélgica al ecuador. Hay siempre una capa de nuebes, pero la luz es fuerte y calienta mucho. Esto da unos cielos con muchos colores, y una alternancia continua, que explican la cantidad de plantas que hay por todas partes.

Sé que estas descripciones, para el valiente que las lea, no podrán trasmitiros como es la ciudad, pero había que intentarlo. Pondré alguna foto cuando me deje la tecnología.

lunes, 7 de julio de 2008

Globalización


Me resulta difícil condensar las experiencias que he tenido los primeros días en Abidjan. Ha sido a la vez chocante y relativamente fácil adaptarse a este entorno. Lo he repetido hasta ser pesado pero es como encontrarse en una película. De repente entiendo la atmósfera africana que veía en la gran pantalla, y reinterpreto mis recuerdos con la luz, los paisajes y la gente que encuentro en las calles por las que camino.

Si tuviera que hacer un resumen (y lo tengo que hacer) utilizaría dos palabras: contraste y globalización.

Uno oye constantemente las grandes diferencias de renta que hay en África, pero yo pensaba que la estructura era otra. Aquí el contraste no es entre un barrio muy rico y otro muy pobre, o al menos no por lo que he visto. Vas por la calle y encuentras un trozo de césped perfectamente cuidado enfrente de una casa impoluta al lado de otra medio derruida con pollos caminando entre los ocupantes. No hay aceras, pero hay restaurantes muy buenos en muchos sitios. Hace calor, y todo el mundo va con manga larga. Se supone que el país no está en su mejor momento, y por todas partes hay gente que sale a cenar, o a bailar por la noche. Encuentras a una señora vendiendo mangos (con muy buena pinta) en un tenderete destartalado junto a otro igualmente deslucido donde venden tarjetas de recarga para el móvil (todo el mundo tiene y lo normal es tener dos) que están a una farmacia tremendamente bien puesta y a un solar con chabolas, que a su vez se apoya en el muro de una residencia con piscina y jardín.

Pido disculpas a mi amigo Flauta por liarle de nuevo con el término, pero tengo que hablar también de la globalización. Por un lado económica: smarts four-four por la calle, Maggi patrocinando uno de los sitios para cenar más africanos a los que he ido, supermercados (pocos y carísimos, es cierto)… Por otro social, aquí hay gente de todas partes: emigrantes africanos de Senegal, Burkina faso o Ghana, occidentales de todas partes con Cruz Roja, la ONU u otras entidades internacionales, personal de embajadas, una colonia muy grande de Libaneses residentes aquí desde hace décadas. EN lo culinario, que me tira siempre mucho, se puede resumir muy bien: el miércoles comí nouvelle cuisine francesa, el jueves antillana, el viernes pizza (extrañamente buena), el sábado paella, jamón, comida libanesa y para rematar cene sushi (foto adjunta impagable). Y el domingo por fin pude comer comida de aquí en un sitio que parecía bastante autentico, y que era muy muy buena (aunque hoy por fin tengo alguna consecuencia, ¡que esto no parecía un viaje a África, jopelines!).





Y hay otra globalización, que es la que más me gusta: la gente es encantadora, amable, educada, accesible, divertida. Y cuanto más viajo más me da la sensación de que es así en todas partes: las personas son encantadoras por doquier (salvo en París). Así que continuo con mi afiliación al partido de Rousseau. Me gustaría hablaros más de como es la gente, que es lo que más me interesa, pero me queda aún mucho por conocer. Hay toda una serie de lenguajes y símbolos que debo entender, y que a veces nos separan de otra gente más que la lengua (Mi hermana me entiende seguro en su periplo asiático). Por fortuna no parecen insalvables y en este caso el chino soy yo.

En resumen: que estoy encantado. Es un sitio amable, seguro, absolutamente nuevo para mí, con muchísimo por descubrir y una puerta a aún mas cosas.

Un besazo a todos

PD: Del trabajo no hablo por temor al CNI, y alguna otra parte también me la guardo, pero ya os contaré cosas de Abidjan La nuit

viernes, 4 de julio de 2008

Pruebas y vuelos

Esta es mi primera entrada para probar que tal va, pero quería dejar una reflexión ya que estoy: Volar en un asiento que se hace cama mola mucho. Se duerme de lujo (especialmente si no has dormido nada la noche anterior).



Por cierto, lo de gin tonys es a proposito. Y no, aún no he bailado el Bobaraba ni nada, snif...